Campaña 2021
Los objetivos de esta campaña son:
1) Excavar el yacimiento de Kom el-Khamasin, y recuperar, catalogar, restaurar (piezas más importantes) y estudiar el material arqueológico, epigráfico e iconográfico disperso en superficie, hallado entre las arenas removidas, o aún in situ.
2) Prospectar y estudiar otros pequeños sitios arqueológicos documentados durante las prospecciones de 2019 y de notable interés histórico y cultural.
3) Confeccionar el mapa topográfico completo del yacimiento de Kom el-Khamasin y de la región comprendida en la concesión.
Resumen 2021
La campaña del año 2021 de la Misión Hispano-Egipcia en Saqqara Suroeste se ha desarrollado entre el 11 de abril y el 30 de mayo. Durante este mes y medio, nuestro trabajo ha consistido esencialmente en la excavación sistemática del yacimiento de Kom el-Khamasin. Es importante recordar que la nuestra es una acción de arqueología de rescate, puesto que el yacimiento fue saqueado repetidas veces en el pasado reciente y sus tumbas, destruidas. Aquí se enterraron, en efecto, significativos personajes de finales del Reino Antiguo y del Primer Período Intermedio de la historia egipcia (h. 2400-2050 a.C.), entre ellos un sumo sacerdote del culto del dios Ptah, la divinidad principal de la ciudad de Menfis, en aquel tiempo capital del país.
Durante la campaña de 2021 se ha procedido a la excavación sistemática de la mitad este del kom, o sea, del montículo natural en el que se encuentra el yacimiento. La mitad oeste queda para la campaña del año que viene. Los trabajos nos han permitido comprobar que, efectivamente, al menos en la parte excavada, no queda ninguna tumba en pie. Los saqueos han provocado la destrucción de los edificios y de los pozos y cámaras funerarias, pero los bloques de piedra caliza con los que fueron construidos o revestidos, a veces de grandes dimensiones y peso y dotados de ángulos y molduras, yacen por encima y por debajo de las arenas removidas del yacimiento. Se ha recuperado un total de 435 de estos bloques, una cincuentena de los cuales contienen importantes fragmentos de inscripciones y relieves. El estudio arqueométrico de los mismos ha permitido determinar que probablemente correspondieron a dos edificios funerarios, seguramente dos mastabas, de unos 10 m de lado y 3 m de altura. De uno de estos edificios se han documentado con toda claridad los cortes en el terreno natural en los que se asentaron los grandes bloques que servían de cimiento y primera hilera de los muros, así como el relleno compacto de la superestructura (la mastaba propiamente dicha), a base de gravas y arena.
Además, en el ángulo noreste de este relleno tuvimos la gran suerte de hacer un descubrimiento extraordinario: un depósito de fundación completo e intacto, compuesto por 60 jarritas de cerámica que conservan sus tapas y su contenido (que se hará analizar en el futuro), 2 platitos de alabastro y 5 muelas de piedra. Un depósito de fundación es un conjunto ritual de objetos que se entierra en los cimientos de un edificio para conferirle protección eterna. Las jarritas de cerámica permiten fechar el depósito y, por tanto, también la mastaba, en el Primer Período Intermedio. Una hipótesis es, por tanto, que se trate de la tumba de Impehor Impy Nikauptah, el sumo sacerdote de Ptah antes mencionado, el personaje mejor conocido de la necrópolis por la abundancia de inscripciones suyas que nos han llegado y que nos permiten atribuirle esa datación. Es posible entonces que la segunda mastaba corresponda a un personaje de finales del Reino Antiguo (dinastía VI), a juzgar por otra serie de inscripciones y relieves que se ha recuperado y que se puede fechar en este período. A este personaje, sin embargo, no podemos atribuirle todavía ningún nombre, si bien las inscripciones documentan distintos nombres propios. Algunos de los fragmentos de relieves que podrían proceder de su tumba son de gran calidad y constituyen partes de escenas funerarias tan conocidas como la del noble cazando y pescando en las marismas.
Dos series de bloques o fragmentos de bloques con inscripciones del sumo sacerdote Imephor son particularmente importantes. De un lado, un conjunto de bloques de piedra caliza que conformaron el techo a dos aguas y las paredes de lo que fue la cámara funeraria subterránea de su tumba. Estos bloques, inscritos con sus nombres y títulos y con otros textos propios del repertorio funerario del momento, como la lista de aceites sagrados, fueron arrancados de su ubicación original por los saqueadores modernos del yacimiento, con sus máquinas pesadas, y fueron arrastrados hacia el norte del kom, donde algunos fueron abandonados y otros (aquellos cuya decoración se prestaba mejor a la venta en el mercado de antigüedades), tallados in situ para ser después sacados clandestinamente del país. Algunos de estos últimos, sin embargo, han podido ser detectados y documentados por nosotros en galerías de antigüedades de todo el mundo y, en algunos casos, han podido incluso ser repatriados a Egipto, después de las correspondientes acciones policiales y judiciales. De este modo, entre el material recuperado en el yacimiento y el detectado en el mercado de antigüedades, hemos podido hacer una propuesta de reconstrucción de la cámara completa. Esta reconstrucción se suma a la que también hemos hecho de la mastaba y su depósito de fundación, de manera que podemos hacernos una idea bastante aproximada de lo que pudo ser la tumba original de Imephor en su conjunto.
La otra serie de fragmentos de bloques de la tumba de Imephor a la que hacíamos referencia es de granito: un centenar de piezas de lo que pudo ser el sarcófago o elementos arquitectónicos como dinteles o jambas, que los saqueadores habrían reducido a fragmentos, asimismo con fines de lucro ilegal. Lo cierto es, sin embargo, que todos los fragmentos de granito hoy conocidos han sido recuperados en el yacimiento, sin que haya aparecido ninguno en el marcado de antigüedades. Es importante tener presente que el granito es un material constructivo reservado en exclusiva a la realeza y a la élite cortesana, lo cual puede darnos una idea de la capacidad de captación de riqueza que nuestro personaje tenía aún en pleno Primer Período Intermedio y de su estatus en la retraída corte menfita del momento.
Sabemos que Kom el-Khamasin estuvo en uso también durante el Reino Medio, pero no ya como necrópolis, sino como lugar de paso y abastecimiento. En efecto, hemos hallado en el lugar numerosos fragmentos de grandes ánforas para almacenamiento de agua cuya tipología es característica del Reino Medio. Además, en algunos de los grandes bloques de piedra caliza que revestían por el exterior las mastabas mencionadas, se han documentado grafiti tallados por distintas manos, con mayor o menor pericia, en escritura jeroglífica o más cursiva, incluso hierática, muchos de los cuales reproducen nombres propios característicos del Reino Medio o de cronología más amplia pero en uso también durante esa etapa. Serían, tal vez, los nombres de viajeros que frecuentaban el desierto en ese tiempo y que pasaban por el lugar para descansar a la sombra de los edificios que se levantaban entonces allí y abastecerse de agua.
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